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EL BLOG DE NUTRICIÓN BILBAO
Nos pasamos media vida tapando lo que sentimos, lo que necesitamos, escapando del dolor de las emociones tragadas, cuando precisamente dicho dolor es el combustible para el cambio y la oportunidad de aprendizaje.
Preferimos anestesiar lo que sentimos mediante la comida, desconectando así de nuestro sentir y nuestras necesidades emocionales. Dejamos de vernos y conocernos para enfocarnos fuera buscando un placer inmediato como es la comida, escogiendo ciertos alimentos ricos en grasa y azúcar que nos proporcionan un falso bienestar y posterior culpabilidad.
Cuanto mayor es el dolor, mayor es la ingesta, parece que no llega el momento de saciarse. Y lo que sucede en realidad es que hemos dejado de sentir, ¡objetivo cumplido! ¿No era eso lo que se buscaba? ¿NO?
Salir del circulo de malestar que nos genera comer compulsivamente, pasa por girar el foco de atención, dejar de buscar el bienestar en estímulos externos (comida, relaciones, méritos, trabajo, aficiones…) y enfocarte hacia el interior. Las respuestas de lo que nos ocurre están dentro de nosotros, sólo tienes que pararte a escuchar.
Para ello es necesario poner consciencia en cómo nos sentimos. Conocer como reaccionamos emocionalmente ante los diferentes situaciones que vivimos a lo largo del día nos servirá de guía y nos ayudara a gestionar y a tomar decisiones acertadas.
Son muchas las personas que tras un día intenso buscan el bienestar en la comida cuando llegan a la tranquilidad de sus hogares. Normalmente las grandes ingestas se dan a la noche, cuando paramos. Pero lo hacemos sin escucharnos y sin tener en cuenta cómo nos sentimos, lo que nos conduce a un camino de sobrealimentación y culpabilidad del que a veces cuesta salir.
Esto nos puede llevar a restringirnos en nuestra alimentación por el propio miedo a coger peso y cuando no podemos sostener esa exigencia auto-impuesta, pasamos directamente al descontrol << el exceso de control te lleva al descontrolar>>.
Si dejamos de reprimir lo que sentimos, empezaremos a escucharnos y sentir las señales internas de nuestro cuerpo como la sed, el hambre fisiológico, o el nivel de saciedad.
Ser coherente con lo que queremos y necesitamos respetándonos, aceptándonos y responsabilizándonos de todo aquello que perseguimos y sentimos es clave para crear una buena relación con la comida y alcanzar un peso saludable.
El psicologo y nutricionista Alejandro Vera, al frente de GRULLA PSICOLOGÍA Y NUTRICIÓN nos facilita algunas herramientas para volver a conectar con nosotros mismos y sanar la relación con la comida:
Hasta aquí, hemos visto como una mala relación con nuestras emociones puede servir como causa de problema vinculado con la alimentación.
Ahora, ¿qué podemos hacer con todo esto?
Los autorregistros nos sirven para parar y monitorizar lo que sentimos antes del atracón o la ingesta compulsiva. Son una forma de hacer más consciente el proceso de comer.
Un ejercicio muy interesante para comprender de dónde nos viene todo esto del hambre emocional es un hacer un ejercicio llamado la “biografía del síntoma”.
Para llevarlo a cabo, debemos dibujar una línea horizontal en el papel y colocar en ella cuando fue la primera vez, la última y la peor que comimos desde nuestras emociones.
Esto podemos hacerlo con más ocasiones también.
Una vez puesto en la línea, ponemos los disparados: ¿Qué me pasaba justo antes de cada una de esas veces?
Así, podremos comenzar a encontrar patrones.
El mindfuleating es una de las técnicas más efectivas a la hora de dominar la ansiedad y cambiar nuestra manera de alimentarnos.
Al principio puede costar un poco, pero desarrollar la conciencia plena dirigida hacia lo que comemos puede ser una gran idea para superar el hambre emocional.